Para el Gobierno, es hora de tejer nuevos vínculos con las renuncias de varios líderes de Estado y la llegada de Donald Trump.
A un año de la vuelta de la Argentina al Foro Económico Mundial de Davos, el Gobierno sigue sufriendo bajas y heridos entre los interlocutores con los que supo forjar el diálogo mientras sale una vez más a captar las inversiones que, hasta ahora, son promesas o reconfirmaciones de otras que se venían anunciando incluso en el gobierno anterior.
Esta semana, Barack Obama le dejará el salón oval nada menos que a Donald Trump. Y con él, la certeza sobre un monto de inversiones estadounidenses por US$ 8.680,9 millones, según el contador que persiste en la página que comparten el Ministerio de Hacienda y el de Finanzas. Con él se van los funcionarios que habían tejido lazos con sus pares locales, como el titular del Tesoro, Jack Lew, y la secretaria de Comercio, Penny Pritzker.
La llegada de Trump también pone presión sobre otro de los interlocutores dilectos de Macri, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, golpeado por los aumentos de precios internos y las manifestaciones en contra. Entre los CEOs que vieron a Macri hace un año, Muhtar Kent, de Coca-Cola, también se apresta a dejar su cargo en mayo.
En sólo un año, algunas fotos de Davos quedaron viejas, como el primer acercamiento al premier británico, David Cameron, que dejó el cargo después del voto a favor del Brexit en septiembre. Unos meses después, el italiano Matteo Renzi también renunció después de un referéndum por la reforma de la Constitución que fue rechazado por los italianos. Para el Gobierno, es hora de tejer nuevos vínculos. Sin Mauricio Macri, esta semana la Argentina estará representada en Suiza por los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne; Producción, Francisco Cabrera; Relaciones Exteriores, Susana Malcorra; y Educación, Esteban Bullrich. La visita servirá, además de buscar inversiones, para terminar de cerrar los preparativos para lo que será la versión latinoamericana de Davos, en abril y en Buenos Aires, una apuesta más por poner el país en la vidriera internacional y capitalizar algo de los casi US$ 60 mil millones de inversiones prometidas (de los que un tercio tiene fuerte injerencia del Estado a través de la participación público-privada).
El frío de Suiza podría dar el empujón necesario. Según un análisis de la región para el Foro, Mario Mesquita, economista jefe del Itaú Unibanco, consideró que la Argentina crecerá por una recuperación del salario real, gasto público –en año electoral– y una mejora de Brasil. Si bien estimó que la inflación será del 22%, señaló que es una mejora frente al 41% de 2016. La mayor devaluación nominal también será la Argentina, atada a la tasa de inflación.