Creció fuerte el déficit de la balanza comercial
Cayeron las exportaciones, tanto en precio como en cantidades. La reactivación de la economía aportó más importaciones. De todas maneras, el rojo no es para alarmar.
Una de las razones del rojo comercial es la suba de las importaciones.
Por la mayor actividad, el dólar barato, la apertura comercial y las mayores importaciones de autos; también por el retraso de las exportaciones del complejo sojero y un deterioro de los precios de exportación, este año el déficit comercial podría ascender a US$5.000 millones, revirtiendo el saldo positivo del año pasado.
En los primeros siete meses del año el déficit comercial se eleva a US$3.428 millones, cuando en iguales meses de 2016 el saldo fue positivo en US$1.020 millones. En el acumulado de enero a julio las exportaciones crecieron el 1,4% y las importaciones el 15,4%.
Y en estos números incidió que, según el INDEC, “la variación positiva del índice de precios de las exportaciones (3,5%) fue inferior al aumento de los precios de las importaciones (5,9%)”. Por esa razón si en los primeros siete meses de 2017 “se hubiesen registrado los mismos precios que en igual período de 2016, el saldo comercial deficitario en 3.428 millones de dólares habría sido deficitario en US$2.498 millones de dólares”.
En base a estas cifras oficiales, la consultora Ecolatina dice que “las perspectivas para el cierre del año no son auspiciosas. Si bien se espera un mayor dinamismo de las exportaciones, el cierre del mercado estadounidense para nuestra ventas de biodiesel impactará negativamente. Es probable que las importaciones morigeren algo su ritmo de expansión, pero igualmente cerrará 2017 con un fuerte aumento”. Y estima que este año podría concluir con un déficit comercial de US$5.000 millones.
Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina sostiene que “lo que más preocupa del deterioro del comercio exterior es el dinamismo de las cantidades importadas ligadas al consumo y a automóviles, mientras lo que menos preocupa es la expansión de las compras de bienes y piezas de capital, puesto que reflejan un aumento de las inversión. Asimismo, las importaciones de insumos intermedios es clave para el normal funcionamiento del proceso productivo”.
También se refiere al tipo de cambio que “no está en niveles competitivos: si bien está por encima de fines de 2015 y otras experiencias de fuerte atraso cambiario, se ubica claramente por debajo del promedio histórico”.
No obstante, “si al rojo de la balanza comercial le sumamos el saldo de servicios y de rentas, la cuenta corriente alcanzará un rojo de 3% del PBI. Esto significa que sin financiamiento externo, la restricción externa volvería a ser operativa en Argentina”, señala el director de Ecolatina.
En tanto, la consultora LCG (Labour Capital Growth) destaca que “ el rojo comercial de US$ 3.500 millones es el máximo histórico correspondiente a dicho período de 7 meses”. Que en el elevado aumento de las importaciones, “las de vehículos siguen siendo las más dinámicas: +76% interanual en julio”. Que el déficit comercial con Brasil suma US$4.000 millones, superando el déficit con el conjunto de los socios comerciales”, y ese “incremento del déficit responde principalmente a la dinámica del sector automotriz: en 7 meses de 2017 la producción brasileña del sector aumentó un 22% interanual, siendo su principal destino el mercado externo (+55% interanual”. Y no menor es “la caída de los despachos del complejo sojero que resta dinamismo a las exportaciones totales: en conjunto el total de los subproductos de la soja cayeron 20% en julio y en 7 meses de 2017, +7,6% interanual.
Como dato positivo LCG destaca “la fuerte suba de las importaciones de bienes de capital: 54% en julio, con 5 meses consecutivos en alza . Si bien los equipos de transporte son los que más crecen dentro de este uso las importaciones de maquinaria y equipos también muy dinámicas: 39% interanual en julio, en línea con la recuperación de la inversión”.
Belisario De Azevedo, Analista Macroeconómico de Comercio Exterior de ABECEB coincide que “en base a los datos de julio, se confirma un rojo comercial cercano a US$5.000 millones para el total del año. La comparación con un superávit de US$2.000 millones en 2016 puede resultar alarmante, pero es importante poner el número en perspectiva”. Y explica: *El comportamiento inusual de las exportaciones agrícolas en 2016 dificulta la comparación. De hecho, descontando el efecto de la mayor liquidación de cereales y oleaginosas post-devaluación a comienzos de 2016, el saldo positivo del año pasado se convierte en un saldo negativo cercano a US$3.000 millones.
*US$5.000 millones no es un desequilibrio exagerado. Equivale a 0,8% del PBI; un valor inferior al exhibido en la mayoría de los años de la década de 1990 y muy por debajo del déficit histórico de 3,3% del PBI en 1980. El número luce incluso menos exagerado teniendo en cuenta que se da en el marco de la lenta salida de Brasil de la mayor crisis en su historia, con un déficit bilateral récord, cercano a US$7 .000 millones, este año.
*Más allá de la dinámica reciente, los tiempos de superávit han terminado y que la economía se encamina hacia un periodo de déficit comercial y externo creciente. Gran parte de la explicación se encuentra en la mayor demanda importadora luego de la normalización del esquema de importación y en un contexto de recuperación de la actividad. La elasticidad de las importaciones respecto del ingreso siempre ha sido alta en Argentina, y viene siendo aún más alta desde el comienzo de la actual recuperación hacia fines del año pasado. Si esperamos crecer al 3% o 3,5% anual por los próximos 4 o 5 años, esto vendrá acompañado de un fuerte aumento de las importaciones.