La apertura de las importaciones propiciada por el Gobierno ha provocado una caída de la industria nacional. Productos característicos del país se han dejado de fabricar a raíz de la entrada de artículos del exterior
Una de las primeras medidas económicas tomadas por el gobierno de Mauricio Macri ni bien asumió el poder, allá por diciembre de 2015, fue la liberación de las trabas económicas, permitiendo la entrada de productos del extranjero casi sin ninguna clase de controles por parte del Estado, y echando abajo las políticas proteccionistas que venían primando en la Argentina en la última década.
Esta situación generó que la industria argentina entrara en una etapa de crisis, frente a la imposibilidad de competir con los artículos ingresados desde el extranjero. De esta manera, una de las imágenes que más se vio en los últimos meses fue el cierre de empresas, provocando una tensión social creciente originada por la suba del desempleo en el sector industrial.
De acuerdo a datos proporcionados por las diferentes cámaras que reúnen a las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), en los últimos 20 meses se incrementó en un 44% la cantidad de sociedades que se ven amenazadas por la entrada masiva de productos del exterior, a la vez que un 23% de las pymes vio disminuir en forma considerable su participación en el mercado interno.
Frente a esta realidad, solo durante el año 2016 los productos made in Argentina que antiguamente eran un sello característico de la exportación nacional se redujeron un 38% en todo el mundo, siendo mayor esa reducción con nuestro principal socio comercial, Brasil, con quien la balanza comercial dio negativa en un 47%.
Barranca abajo
La apertura de importaciones dejó a muchos sectores de la industria contra las cuerdas, ya que han visto reducir en forma alarmante su productividad. Uno de ellos es la marroquinería (pieles y cueros), cuya importación desde diciembre de 2015 aumentó casi un 200%, multiplicándose las carteras y bolsos extranjeros en los negocios locales y provocando la caída de la producción local en un 21%.
Otro de los productos que la Argentina producía en abundancia y exportaba a todo el mundo eran los del rubro de los snacks: papas fritas, palitos, chicitos, entre otros. Desde la llegada de Macri al poder creció la compra al extranjero de estos productos en un 80%. Esto quedó en evidencia con el conflicto ocurrido en la empresa Pepsico, una firma transnacional que fabricaba estos artículos en nuestro país y que decidió cerrar su edificio en Vicente López, para importar los productos de copetín de su sociedad en Chile.
Por otro lado, si algo grafica a un argentino de “pura cepa” es desayunar o merendar tomando un café acompañado de pan con manteca. Pero frente a la crítica realidad que atraviesa el sector lácteo, con un tambo que cierra sus puertas cada 20 horas, en el país se ha llegado al extremo de tener que importar
este producto tan propio y característico de lo nacional. En lo que va de 2017 se han comprado al extranjero 400 toneladas de manteca, 367 provenientes del Uruguay.
Idéntico panorama se presenta en el sector vitivinícola. La exportación de vinos se redujo en los últimos meses un 12,8%, produciéndose las caídas más pronunciadas en el mosto concentrado y el mercado de vinos a granel, con más de un 20% de reducción de las ventas al extranjero. A eso se le sumó un consumo interno que se derrumbó en un 16,9%, haciendo que el vino de producción nacional dejara de ser habitué en los mercados internacionales.
Otro de los rubros afectados por la ola importadora fue el de laminados o derivados de la producción de acero, que hizo disminuir la industria nacional en un 27%, más que nada por el incremento del 63% de artículos provenientes de China. Esto llevó a que la única empresa dedicada a la fabricación de llantas de acero en el país, Mefro Wheels, localizada en la provincia de Santa Fe, cerrara sus puertas por la imposibilidad de competir con el gigante asiático.
También se registró una crisis en el sector de los electrodomésticos, cuyas importaciones progresaron en el último año un 58%, sintiéndose con mayor fuerza este accionar en la provincia de Tierra del Fuego, cuya industria tecnológica se encuentra en vías de una virtual desaparición.
Un complejo escenario es el que se le presenta a nuestro país por estos días, con una producción nacional en stand by que ha llevado a que la marca made in Argentina haya descendido fuertemente, despertando pronósticos poco alentadores de cara al corto y mediano plazo.
Números de esta realidad
200% se acrecentaron las compras al extranjero en el rubro marroquinería
38% bajaron los productos made in Argentina en el mundo durante 2016
80% crecieron las importaciones de snacks desde diciembre de 2015
400 toneladas de manteca se importaron en el primer semestre del año
47% se redujo la venta de productos nacionales en Brasil
60% aumentó la adquisición de acero laminado a China en 2017
Las pymes, el sector más afectado
La pérdida en la productividad por parte de la industria nacional repercutió enormemente en un sector clave para la economía argentina, como lo es el de la Pequeña y Mediana Empresa (Pyme), el cual origina entre el 75 y el 80 por ciento del trabajo privado registrado en nuestro país.
De acuerdo a datos proporcionados por la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme), más de 3.500 de estas firmas cerraron sus puertas desde diciembre de 2015, perdiendo sus puestos laborales más de 80.000 trabajadores a lo largo y ancho del país.
La actividad del sector se resintió fuertemente por la entrada de productos del exterior casi sin registro por parte de las autoridades nacionales, así como también por el aumento en más de un 1.000% en menos de dos años en las boletas de gas, luz y agua, que imposibilitaron la posibilidad de crecimiento de muchas empresas.
A pesar de estos aumentos, con costos que en un año crecieron más de un 65%, alrededor del 70% de las pymes no los trasladó a los precios para poder sostener la actividad.