Fuente: El Cronista
No todos los empresarios se pusieron contentos con los resultados de las PASO del domingo. Aunque las políticas aplicadas por la administración de Mauricio Macri en favor de los mercados, la integración al mundo y la estabilidad de reglas de juego deleita a la gran mayoría del establishment, y muchos sectores están comenzando a crecer (tal como lo muestran las cifras del Indec), los dirigentes pertenecientes a sectores sensibles aprovecharon el contexto postelectoral para remarcar que todavía hay mucho por hacer y que el Gobierno aún está a tiempo de tomar medidas para recomponer el mercado interno, las inversiones y el empleo perdido.
Otros, más drásticos, consideraron el triunfo de Cambiemos a nivel nacional como una muy mala señal para sus sectores, ya que "se ratificará un rumbo de política económica que no defiende la producción nacional", consideró el presidente de la Cámara Industrial de las Manufacturas del Cuero y Afines (CIMA), Ariel Aguilar.
¿Quiénes festejan con bombos y platillos que Cambiemos haya triunfado en 10 provincias y haya empatado en la provincia de Buenos Aires con la candidata Cristina Fernández? Los que más beneficiados resultaron con la gestión actual: el campo, la construcción a partir de la fuerte apuesta a la obra pública; el sector de servicios; el financiero; y los industriales ligados a los rubros pujantes.
La actividad manufacturera fue una de las que reaccionó más lentamente a la tibia recuperación económica, pero en los últimos dos meses comenzó a mostrar cifras positivas.
Sin embargo, rubros como el textil, calzado, marroquinería, juguetes, muebles y la industria óptica son varios de los tantos a los que la paralización del mercado interno sumada al aumento de las importaciones del último año y medio los afectó fuertemente.
Algunos, más ligados a la política partidaria, no dudaron en plantear que el resultado electoral de las PASO es analizado con pesimismo porque implica la profundización de un modelo económico que benefició las importaciones, subió las tarifas, generó una contracción del consumo y afectó el empleo, enfatizó Aguilar.
También desde la Cámara del Calzado analizaron las elecciones con preocupación y coincidieron en plantear una gran incertidumbre de cara al futuro. Las ventas cayeron fuerte y los intentos por limitar las importaciones el año pasado no tuvieron grandes resultados.
"El 98% de nuestras empresas están dedicadas a trabajar en el mercado interno y estamos con dificultades importantes. Pero apostamos a la búsqueda de soluciones mediante el diálogo en mesas sectoriales. Hay que confiar en que la decisión del gobernante está orientada al beneficio de la sociedad, entre ello las pymes. Tenemos que trabajar con el gobierno de turno; si le ponemos ideología, probablemente no terminemos defendiendo a nuestro sector", consideró el presidente de la Cámara de Fabricantes de Muebles, Tapicerías y Afines, Pedro Reyna. Su sector trabaja con una caída de la producción del 12% en comparación con lo observado en 2016.
Un panorama similar planteó el presidente de la Fundación ProTejer, Jorge Sorabilla. La industria textil acumula una caída de la producción del 14,6% en lo que va del año y no se avizora una mejora para lo que resta del año. En ese contexto, y a propósito de las elecciones, el empresario destacó que si bien Cambiemos demostró una mejor intención de voto en varias provincias, "desde el punto de vista económico representa una asignatura pendiente para el Gobierno porque hay 2/3 partes del país que no lo eligió".
"Eso para mí implica que tienen un desafío, que es generar condiciones apropiadas para que los sectores industriales puedan volver a tener rentabilidad, aumentar la capacidad instalada y generar empleo", sostuvo Sorabilla.
Desde la industria óptica, el presidente de la cámara del sector, Norberto Fermani, afirmó que "hay un país a dos velocidades y que si bien no se pueden desconocer las estadísticas oficiales, el crecimiento no está llegando a todos".
El empresario cuestionó el crecimiento de 150% de las importaciones y la política macroeconómica, en la que incluye al tipo de cambio, que permite justamente el ingreso de anteojos al país que deja a la industria nacional fuera de competencia.
