Fuente: Diario BAE
Industriales admitieron que la crisis del empleo generó una "honda preocupación" en las fábricas argentinas y sumaron sus temores de una multiplicación de los conflictos sindicales que profundicen los problemas de la producción. Si bien denunciaron que "muchos" de los reclamos "tienen un condimento político-electoral", pidieron que haya una "moderación" en los reclamos y un "aporte" de la dirigencia política para "cuidar a las empresas y al empleo".
En la UIA se instaló un clima de incertidumbre ante el desarrollo de los reclamos, con el antecedente más preocupante en el cierre y desalojo de la fábrica de Pepsico en Vicente López. Los dueños de las empresas argentinas buscaron desligarse de la imagen que dejó la decisión de la multinacional, a la que consideraron "desafortunada".
Sin embargo, admitieron que la crisis de la producción no fue superada a pesar de los índices positivos que señalaron los registros de la entidad en abril y mayo. Sucede que la base de comparación es el pico del hundimiento de la actividad. "No se logró ni siquiera equiparar el nivel que teníamos en 2015, cuando la industria estaba estancada", admitió un dirigente que participa de la mesa chica industrial.
El presidente de la UIA, Miguel Acevedo, admitió -en diálogo con BAE Negocios- la existencia de un clima de tensión en el ambiente empresario. "Estamos hondamente preocupados con estos conflictos. Y si bien creemos que no es una tendencia, es cierto que se observa una suba en la conflictividad", aseguró.
Una fuente de la central fabril afirmó que el "caso Pepsico" sirvió como ejemplo para un argumento que los industriales argentinos tienen en relación a las inversiones internacionales: "No voy a cuestionar una decisión de negocios, pero queda claro que se trata de una multinacional que está tomando decisiones, y en este caso prioriza las importaciones por encima de la producción en el país. La inversión argentina no se va y es la que se debe priorizar".
Así, se despegaron de la decisión de cierre pero a la vez alertaron que existió un "aprovechamiento político" del conflicto en un contexto electoral. Por eso, reclamaron que "los candidatos y partidos bajen los decibeles y no intenten capitalizar electoralmente cuando existe un problema en una empresa porque lo que está en riesgo es el empleo nacional".
"Los políticos tienen que bajar el uso electoral y no seguir la conflictividad porque las empresas siguen tomando decisiones de importar o directamente de cerrar", afirmó uno de los líderes de la central manufacturera más poderosa del país.
La principal preocupación de los industriales es la atomización de la representación gremial. Lejos de la configuración de los sindicatos tradicionales, a quienes consideran "duros pero dialoguistas", los empresarios se alertaron por el crecimiento de las representaciones "piqueteras" por posiciones "extremistas" y "sin margen de negociación".
Los industriales confían en que los conflictos sindicales mengüen con el fin de las elecciones en octubre próximo pero advirtieron que la producción "no puede esperar tantos meses" porque postergaría la reactivación.
De acuerdo a las estadísticas informales que manejan los industriales, existe una contracción en la contratación de los talleres para la producción, e incluso admitieron que "los mismos que producen, están importando". "Con este nivel de actividad, no se está contratando gente sino que se logró dejar de suspender personal o en el mejor de los casos, alargar los turnos", detalló un dirigente del sector alimenticio.