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Sanidad de exportación

03.06.2017

Apareció una temible plaga en las plantaciones cítricas. Los cambios de la administración agropecuaria deberían ir más allá de las denominaciones a las dependencias del área. La idea de una gestión de agroindustria debe estar enfocada, no sólo al valor agregado sino también a la competitividad en materia de sanidad y comercio exterior, dos factores intrínsecamente unidos.

Fuente: La Prensa
 

En la última campaña quedaron 3,81 millones de toneladas de granos tiradas en los rastrojos, lo que equivale a más de 1.000 millones de dólares de pérdida.

Renace con fuerza la convicción que pone al comercio exterior en el centro de las perspectivas de reactivación de la economía, y el primer segmento en brindar un aporte notable al respecto, es el agropecuario. Por una parte se reactivan actividades al amparo de una relación tributaria más favorable, pero lo más importante es la esperanza en un marcado crecimiento de las exportaciones. Pero para aventar dudas sobre la expansión comercial externa es necesario adoptar acciones destinadas a asegurar esa corriente productiva. Merece atención, en especial, la importancia de asegurar las condiciones sanitarias de la producción de la agroindustria, que aporta la mitad de las divisas que ingresan.

No sólo se recuerda, sino que aún se sufre, el cierre de mercados por la reaparición de la aftosa a mediados de 2000, incomprensiblemente ocultada bajo el supuesto manto de una política de Estado, que tuvo como consecuencia un desprestigio de la gestión sanitaria nacional y de otros ámbitos públicos, si se desea ampliar la interpretación de este lamentable proceder.

Precisamente en estos días, la justicia prosigue la investigación por denuncias contra varios ex ministros de Agricultura y contra funcionarios del ámbito sanitario nacional por violación de la legislación en la materia. Cabe esperar que esta amarga experiencia sirva para que la transparencia sea norma de la administración sanitaria, y que en el caso de la aftosa como de cualquier otra epidemia se informe según las normas vigentes en el orden internacional.

Por cierto, lo sustancial e imprescindible es mejorar los servicios sanitarios del agro, porque no cabe dudas que la reaparición de la aftosa fue resultado de una evidente cadena de errores y deficiencias de la organización sanitaria.

 

EN BRASIL

En estos días han ocurrido dos sucesos sanitarios con repercusión en el comercio exterior: en Brasil se detectó la presencia de productos cárnicos en mal estado, hecho que llevó a las autoridades del país vecino a iniciar una exhaustiva investigación, y se transformó en el detonante de una crisis que involucra a los principales frigoríficos brasileños en una oscura trama que alcanza a las principales figuras políticas del país, e incluso hace tambalear al presidente en ejercicio.

La autoridad nacional reconoció el hecho, que adjudicó a la existencia de una extendida corrupción abarcando a quienes no se someten a los tratamientos preventivos. Prometieron ajustar los procedimientos preventivos, medidas razonables que debieron haberse adoptado con anterioridad. Se trata de hechos que no pueden analizarse como si no alcanzaran a nuestro país, habida cuenta que las principales firmas del rubro, tienen plantas en nuestro país y son los principales operadores del negocio cárnico.

 

CITRICOS

Como si ello fuera poco, se ha detectado y reconocido la aparición de un foco de huanglonbing de los citrus en las ricas plantaciones del noroeste, hasta ahora libres de enfermedades a diferencia de lo que ocurre con los frutales del noreste. La existencia de una "barrera sanitaria" ha impedido hasta ahora la aparición del agente vector del HBL, el cual es de escasa movilidad, lo que ha permitido su regionalización y la apertura del mercado norteamericano, ávido de limones argentinos. Será necesario destruir las plantaciones afectadas, indemnizando a sus dueños salvo que se compruebe que ellos, por acción u omisión, han tenido responsabilidad en la difusión del mal.

Lo expresado debiera ser sobreabundante para instar a continuar una reestructuración del servicio agrosanitario adaptando a la realidad los mas eficientes servicios de los principales exportadores de alimentos, como Australia, Canadá y Nueva Zelanda. Obliga también, si fuera necesario, a dotar al organismo respectivo de las partidas presupuestarias que sustenten la eficiencia y credibilidad requeridas.

Los funcionarios del área cuentan con dilatada trayectoria y experiencia, lo cual les ha permitido ser testigos de hechos que ilustran la importancia de la sanidad animal. Se ha expresado, en los máximos niveles de gobierno que nuestras exportaciones de origen agrícola sólo tendrían futuro si fueran respaldadas por un servicio sanitario a la altura de los tiempos. Se trata de no seguir desaprovechando oportunidades, y estar a la altura de las circunstancias.

LOS RASTROJOS
Y no se trata solamente del segmento pecuario. Según evaluaciones del INTA en siete provincias, en la última campaña quedaron 3.815.840 toneladas de granos tiradas en los rastrojos, lo que equivale a más de 1.000 millones de dólares de pérdida.

Para 2020, especialistas del instituto estiman que, con buenas prácticas de manejo de bajo costo, será posible recuperar el 20 por ciento del volumen perdido y ampliar el saldo exportable del país, así como los márgenes económicos de los productores. ""Las pérdidas reales durante la cosecha superan los niveles de tolerancia recomendados entre un 25 y un 50 por ciento, según el cultivo"", calcula Mario Bragachini, coordinador de un proyecto integrador en el marco del Programa Nacional Agroindustria y Agregado de Valor del INTA.

Números que avalan la importancia de nutrir los suelos de forma correcta. "El desafío del INTA apunta a reducir un 20 por ciento los valores actuales de pérdidas en los próximos tres años, lo que implicaría recuperar al menos 204 millones de dólares anuales", resaltó el especialista. Además de las disminuciones por pérdida física de granos, "se suma que la cosechadora es la principal responsable del daño mecánico que tiende a provocar mermas durante el almacenamiento y reduce el valor comercial de la producción", explica.

De acuerdo con Federico Sánchez, coordinador del Módulo de Eficiencia de Cosecha, "la tecnología necesaria para reducir las pérdidas de cosecha de granos está disponible y avanza día a día". Y argumenta: "El país mejoró el parque de cosechadoras en cantidad y calidad, y posee productores y contratistas de cosecha altamente capacitados".

Además, explicó que "el 65 por ciento del área sembrada en la Argentina es recogida por contratistas que les ofrecen el servicio a los productores". De este modo, "la figura del contratista especializado y tecnológicamente actualizado resulta un aliado para incrementar la eficiencia", sostuvo en relación con el impacto que genera el trabajo con actores públicos y privados.