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David Lubin: "El mundo se dirime entre un Trump blando o un Trump duro"

26.02.2017

El economista jefe del Citi para mercados emergentes, que vive en Londres, dice que la recuperación de Brasil tiene un alto grado de importancia para la Argentina

José Del Rio
Fuente: La Nación
Estudios: Estudió filosofía, política y economía en la Universidad de Oxford
Cargo: Economista jefe del Citi para mercados emergentes

 

David Lubin es el economista jefe del Citi para los mercados emergentes. Vive en Londres, donde estudió filosofía, política y economía en la Universidad de Oxford y aterrizó en Buenos Aires en una misión expresa. Se sumó al banco en septiembre de 2006 como responsable de economía para los mercados de Europa del Este, Medio Oriente y África. Asumió su rol actual en enero de 2009.

Antes de unirse al Citi trabajó en HSBC donde empezó su carrera en el área de deuda soberana y reestructuraciones, principalmente de América latina y Europa del Este. Poco antes de su despegue recibió a LA NACION y anticipó sus perspectivas no sólo para la Argentina sino también para Estados Unidos tras la llegada de Donald Trump.

-¿Cómo se ve a la Argentina con los ojos del inversor?

-El Gobierno se embarcó en un programa de estabilidad que ha tenido un cierto éxito. Y el éxito lo defino como el acceso a los mercados internacionales. Pero en 2016, las consecuencias de implementar esa estabilización resultaron en un crecimiento muy débil. Lo que se necesitaría en el transcurso del tiempo es que el Gobierno se mueva hacia un mayor foco a las reformas que son probablemente necesarias para elevar el potencial que tiene la Argentina.

-¿Cree que las elecciones legislativas son muy importantes para los inversores?

-Sí, claramente. Estamos en un período de incertidumbre hasta que se conozcan los resultados de las elecciones, cuando los participantes del mercado tendrán una idea más clara del grado de continuidad de las políticas económicas de la Argentina.

-¿La Argentina está otra vez en el interés de los inversores globales?

-Sí, definitivamente. Creo que la habilidad para tomar préstamos internacionales responde la pregunta.

-Existe una discusión local que distingue operaciones financieras respecto de la economía real: ¿cuál es su punto de vista?

-Creo que sí van a crecer los capitales a largo plazo, pero tenemos que decir que esto va a depender de la inversión extranjera directa. Por supuesto, los inversores tienen un presentimiento de que se va a producir la continuidad después de las elecciones legislativas, pero eso no queda claro. Si esos inversores venían solamente como compañías financieras para especular en el mercado financiero o eran sociedades comerciales que iban a redundar en una mejor productividad de la Argentina, está por verse. Indudablemente, la Argentina sí está de regreso en el mercado internacional para los inversores.

-¿Cuál es la importancia de la recuperación de Brasil?

-Indudablemente la recuperación de Brasil tiene un alto grado de importancia para la Argentina. La mitad de las exportaciones industriales va a Brasil. Pero la recuperación hoy es muy frágil. Hasta cierto punto esto se puede vincular al primer punto que señalé que es que el entorno exterior está muy débil. Y Brasil también se va a enfrentar a importantes desafíos a la hora de implementar reformas en un entorno donde el desempleo está muy alto y la tolerancia social al sacrificio es baja.

-¿Cuál es su opinión sobre el futuro de los mercados emergentes?

-Creo que es muy difícil en estos días ser optimista en cuanto al crecimiento de las economías emergentes. Podríamos resumir a la economía en tres componentes: exportaciones, gasto público y gasto privado. En términos generales, cuando mirás a cada uno de esos componentes del PBI, ves restricciones. Las exportaciones están restringidas y limitadas porque todo el entorno del comercio internacional es en extremo débil.

-En los últimos cinco años, las tasas de crecimiento para volúmenes de comercio internacional estuvieron mucho más bajas que la tasa que corresponde al PBI.

-Desde la Segunda Guerra Mundial que no vemos una relación tan débil entre el comercio y el PBI. Es muy difícil ser optimista en cuanto al crecimiento de las exportaciones. En cuanto al gasto público doméstico, las economías emergentes están bajo la obligación de que sus políticas fiscales estén "ajustadas", de la idea de "mantener el gasto a raya", porque los mercados de capitales internacionales no son muy tolerantes de la expansión fiscal. Entonces, ese aporte que puede hacer el gasto público al crecimiento también se ve limitado.

-¿Cómo incidirá la relación entre Estados Unidos y China en la economía global?

-Una de las relaciones más importantes que existen en términos de conformar el ambiente y entorno general a los efectos del crecimiento de las economías emergentes es la relación entre Estados Unidos y China. Hay dos puntos a destacar: uno, la manera en la que la combinación de la política fiscal y monetaria de Estados Unidos afectó a China. Esto es de la era pre-Trump y tiene que ver con el mix de política monetaria y fiscal y ver cómo afecta a China.

-¿A qué se refiere en concreto?

-Cuando uno tiene una política monetaria restrictiva en los Estados Unidos y un dólar estadounidense con fortaleza, eso tiende a succionarle capital a China. Y en China esos egresos de capital que se van acelerando no se llevan muy bien con un crecimiento fuerte. Así que el primer punto es en realidad la amenaza al crecimiento de China que es creado por el entorno de las políticas macro de los Estados Unidos. El segundo punto es la relación comercial entre los Estados Unidos y China. Es muy importante entender que si bien Trump es proteccionista, él no inventó el proteccionismo.

-¿Entonces es una diferenciade estilo?

-Sí. La semana antes de la asunción de Trump, el representante de Comercio de los Estados Unidos llevó un caso a la Organización Mundial de Comercio y acusó a China de proveer subsidios ilegales a su industria de aluminio. Este fue sólo el último ejemplo. Hay que pensar si hay un cambio en Trump. El mundo se dirime entre un Trump blando o un Trump duro. Un Trump suave puede ser definido como uno que busca tensión en el comercio en lugar de conflictos o que, si hay conflicto, el conflicto es dirimido por reglas dentro del marco de la OMC.

-Ambos escenarios son posibles...

-No sabemos. Éste es el Trump suave. Por otro lado, el Trump duro es el Trump que prefiere que los conflictos se diriman afuera del marco reglamentario y por fuera de la OMC.

-¿Cuál ve más posible?

-En las primeras dos semanas del gobierno hubo silencio sobre la relación de China y los Estados Unidos. El punto importante es que en un mundo con un Trump duro me preocupa el efecto en el capital de riesgo global, porque se puede socavar ese entorno externo y podría afectar negativamente a países emergentes, como la Argentina.

-¿Por qué cree que Trump eligió a México como su primer enemigo?

-Lo que fue más visible en las primeras dos semanas son las relaciones entre México y Estados Unidos y la cuestión de la inmigración. Quizá son los asuntos que tienen más visibilidad o relevancia para quienes fueron sus votantes.

-¿Cómo ve desde Londres la situación post Brexit?

-El Reino Unido está pasando por una reformulación de su identidad. Hay dos tipos de argumentos o dos tipos de emociones detrás de ese voto. Uno fue una emoción abierta, progresista que miraba al exterior: "Intercambiemos con el mundo sin soportar los grilletes de Bruselas", pensaban algunos. Otra emoción detrás del voto fue una mucho más interna, en la que la inmigración fue la cuestión dominante y el deseo de cierto número de votantes era que Reino Unido se aislara. Aún estamos en un estado de incertidumbre sobre cuál de esas dos emociones dominarán la creación de una identidad nacional post Brexit. Y la respuesta a eso, de muchos modos, no está completamente determinada por Reino Unido solamente sino también formada, en parte, por el proceso de negociación con los 27 miembros restantes de la Unión Europea. También hay un soft Brexit y un hard Brexit.