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Volver a la esencia del Mercosur

14.02.2017

Es necesario abrazar con sinceridad el camino de una auténtica libertad comercial, contraria al proteccionismo, e insertarnos en el mundo

Fuente: La Nación.com

 

Tras dos duros años de recesión, la Argentina y Brasil podrían recuperar en 2017 sus respectivos procesos de crecimiento. El aumento del nivel de actividad económica en el orden doméstico que se espera debería poder traducirse en un incremento paralelo del flujo comercial tanto entre ambos países como con la región y con el resto del mundo.

En ese sentido, luce positivo el empeño por integrar el Mercosur con los tratados de libre comercio que existen en el Pacífico y en apurar, todo lo que se pueda, la muy demorada liberación del comercio con la Unión Europea.

Esto supone devolver al Mercosur nada menos que su naturaleza esencial, la de índole fundamentalmente comercial, para dejar atrás el camino equivocado que la organización regional ha venido transitando en años recientes, desnaturalizada y convertida en un púlpito político más desde el cual se predicaba incesantemente el frustrante y retórico discurso promovido por Venezuela.

Afortunadamente, comprobado que el país bolivariano no cumplía con sus compromisos en ese mercado regional y agotada la paciencia de los demás socios, Venezuela terminó siendo correctamente suspendida de esa alianza.

El Mercosur es un instrumento importante que permitió que el comercio local se multiplicara y diversificara, incluso con las limitaciones impuestas por algunas conductas al servicio de objetivos proteccionistas que recurrieron especialmente al abuso del llamado arancel externo común, que en los hechos limitó las posibilidades de incrementar los lazos comerciales extrazona.

Es ésta precisamente la razón más importante por la que Chile, un país en extremo eficiente y moderno comercialmente, ha permanecido hasta ahora fuera del Mercosur. Con una economía abierta, Chile tiene un arancel único, cercano a cero, que le ha permitido suscribir una multiplicidad de acuerdos de libre comercio con los principales países del mundo.

En esa misma línea parecería estar ahora orientándose la economía de otro país muy dinámico del Pacífico que cuenta también con buen ritmo de crecimiento: Perú.

Es de destacar al respecto la reunión bilateral mantenida entre los presidentes de nuestro país y de Chile, Mauricio Macri y Michelle Bachelet, este último fin de semana en la localidad trasandina de Colina, donde ambos mandatarios revisaron temas vinculados con la integración de las dos naciones, sus vínculos con el Mercosur y con la Alianza del Pacífico.

La coincidencia se plasmó en la decisión conjunta de los presidentes de promover la realización, en el corto plazo, de un encuentro de ministros de Relaciones Exteriores de los países que integran ambos bloques.

Previamente, Macri se había reunido con su par brasileño, Michel Temer, en Brasilia, donde firmaron cinco acuerdos y quedaron claras las motivaciones de los dos jefes de Estado en el sentido de dar un "impulso histórico" al Mercosur, mirando hacia una mayor inserción internacional.

Hasta 1997, las exportaciones de nuestro país al área del Mercosur representaban un saludable 30% de las ventas totales. En 1999, ante la devaluación del real, éstas se desplomaron. El año pasado, alcanzaron apenas el 15,6% del total exportado por nuestro país, esto es la mitad del flujo registrado en 1999, guarismos que aún debemos recuperar.

Para competir con éxito en los grandes escenarios comerciales es necesario implementar aquellas reformas estructurales que nos permitan alcanzar el grado de competitividad y productividad requerida. Esto presupone, tanto para nuestro país como para el vecino Brasil, abrazar con sinceridad el camino de una auténtica libertad comercial, contraria al proteccionismo que ha caracterizado a ambas naciones a lo largo de la última década.

Por razones políticas e ideológicas, hemos postergado la modernización de nuestras economías y perdido una competitividad que es hora de tratar de recuperar.

El Mercosur puede ser el camino principal para esto, sumando la pronta profundización de nuestras relaciones comerciales bilaterales con Chile y Perú, y animándonos a competir. Sólo dejando de lado aquellas ostensibles, amañadas o escondidas formas que ha asumido la hidra del proteccionismo que nos ha caracterizado podremos modificar el estado de postergación y ganar terreno.