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Brasil – Argentina en Tiempos de #TRUMPocalipsis

14.02.2017

A esta altura resulta un lugar común aseverar que, desde el pasado 20 de enero cuando Trump asumió la presidencia en EE.UU.,  se vive un tiempo de inflexión en el comercio exterior y las relaciones internacionales, en una clara transición de la multilateralidad de Obama, a la bilateralidad del nuevo presidente.

Por Miguel Ponce (*)

 

En este contexto,  la Argentina sufre impactos directos e indirectos de las medidas adoptadas por la nueva administración.

En efecto, los directos son evidentes: la suspensión del ingreso de limones y de carnes, la suspensión de las inversiones a partir de la política “wait and see” adoptada por las empresas estadounidenses, la demora en la puesta en marcha del sistema generalizado de preferencias (SGP) que habría permitido facilitar nuestras exportaciones hacia EEUU, la suspensión lisas y llana del programa de apertura de oficinas en cada provincia y en ciudad de Buenos Aires, para impulsar las pymes y las economías regionales en su intento de ingresar el mercado estadounidense, entre otras.

Pero mucho más importante que estos efectos directos, son los impactos indirectos, a partir de la decisión de Trump de poner trabas al ingreso de productos de México y China, entre otros, que originará sobrestocks que intentarán colocarse en otros mercado, principalmente en Latinoamérica, como lo confirmó el Financial Times. Es obvio que, los países que estemos más atrasados en la agenda de la competitividad, son los que somos más vulnerables.

Estos tiempos de amenazas y turbulencias, sin embargo, son también los que generan oportunidades que no deben ser desaprovechadas.

En este sentido resulta prioritario dejar atrás políticas erráticas en materia de comercio exterior y ratificar la agenda de prioridades que, sin duda, tiene al Mercosur en primer lugar, al aceleramiento del acuerdo UE-Mercosur, en 2º, y al acuerdo Mercosur-Alianza del Pacífico,  y el resto de los acuerdos como 3ª prioridad.

El reciente viaje de Macri a Brasil y las prioridades enunciadas, permiten abrigar un cierto optimismo en las rectificaciones de la política comercial argentina que, esperemos, se consoliden en el próximo viaje presidencial a España, con la misión de avanzar en los acuerdos con una Unión Europea que, al resignarse al fracaso del acuerdo con EEUU, necesita más que nunca terminar con excusas que demoren el acuerdo con el Mercosur.

Es prioritario acentuar nuestros lazos con Brasil, principal socio comercial, pero teniendo en cuenta algunos elementos ineludibles.  En particular, del total del PBI del Mercosur, el 73% lo genera Brasil y la Argentina el 23%; en población, la relación es 79%-29%; Brasil sólo exporta al Mercosur el 9%, contra el 22% de las exportaciones de Argentina.

En relación al vínculo con China, Brasil y Argentina tienen distinto grado de alianzas y acuerdos.  La cantidad de medidas no arancelarias vigentes y en preparación de Brasil, son infinitamente mayores que las de la Argentina,  461 contra 87, y  756 a 186 respectivamente.

Las asimetrías impositivas también son notorias, un exportador industrial argentino paga el 18,5, contra el 9, 5 del brasileño. 

Y, finalmente, la inversión extranjera directa, en el 2015, fue de 62.000 Mu$s en Brasil, contra 11.000 Mu$s en la Argentina. Son asimetrías que deben ser tomadas en cuenta para tener conciencia de los límites de los acuerdos posibles.

Pero el reconocimiento de esas diferencias y esos límites, no debe paralizarnos,  sino potenciar el profesionalismo de nuestros negociadores para lograr los acuerdos que mejor contemplen nuestros intereses nacionales.

(*) Ex Subsecretario de Industria y Comercio. Director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI